12 de nov. 2012

"La juventud y con ella: El porvenir de Europa".


Javier Martínez Moyà.- Conversaba el otro día con un paisano, en una de aquellas charlas de pueblo, en las cuales salen temas esporádicos. El hombre, que sabía que yo era de PxC, se acercó a saludarme y por aquello de la vida, conocía mis artículos y me felicitó por ellos, al mismo tiempo que me recordó que las revoluciones siempre las han hecho los jóvenes de condición obrera. Sabias palabras las de aquel hombre, pues la juventud es el potencial de la nación, en ella está el máximo compromiso revolucionario, la nula perversión de ideas y el conocimiento de calle real.
Sin menosprecio alguno por aquellos que hoy ya son algo más mayores, aquellos que ya son veteranos o aquellos que llegaron a nuestra lucha con avanzada edad. Todo el mundo cabe, todos y cada uno de ellos merece nuestro respeto, pero la importancia de la juventud, como promotora del futuro es incuestionable. Los hijos de los padres son los que en su día serán los nuevos padres, el ciclo de la vida hace que se tome relevo y ahí yace la importancia de la juventud.
Los años pasan para todos, y el cansancio, las decepciones, los desengaños, van quemando en su justa medida a la gente que ya lleva años en todo esto. Por eso es importante la juventud y más aún, la idealización de la juventud, pues ella está, -además de pelear por su propia rebeldía juvenil-, para prestar una mano a aquellos hombres justos, cuando sufren un momento de debilidad. Momento que lo sufrimos todos, pues nadie dijo que este camino iba a ser fácil, es más, como decía el poeta, bienvenido sean los tiempos difíciles.
La edad apoltrona a mucha gente, no todos, pero sí algunos adoptan una pose de conformismo, cierto es que también algunos jóvenes se dejan corromper por una silla, pero es más difícil, ya que late la rebeldía y esa idea alocada de in-sumisión a cualquier cosa que no responda a sus propios principios. La experiencia es diaria, y eso conlleva que algunas veces haya cambios de posturas, pero no cesa el afán de formarse a nivel académico y cultural, además de seguir siendo inconformistas. Prueba de ello son las muestras de movilizaciones sociales como son el 15M.
Dejando de lado, sin entrar en juicios previos sobre este movimiento, pues ello nos conllevaría otro artículo, son muestras del potencial de la juventud, y no deja de ser cierto que se podía ver familias enteras mostrando su apoyo a estas marchas. También lo es que el 75% de los ciudadanos que participaron en estas marchas en cada una de las ciudades españolas, eran gente entre 20 y 30 años. Por ello reitero lo dicho, la juventud es un instrumento para movilizar al pueblo.
Hoy nos encontramos una juventud anestesiada y los que tienen la esencia revolucionaria, venden su potencial humano a ideas abstractas que nada tienen que ver con los recuerdos que nos vienen del pasado al hablar de la juventud. La falta de valores va mermando, el sistema así lo desea. Mientras antaño la gente iba a la montaña junto a sus amigos para pasar un gran día, hoy se reúnen en céntricas discotecas, escuchando música ruidosa, manteniéndose ajenos a cualquier realidad que salga de esos muros ladrillosos que almacenan las vibraciones que de no ser por ellos molestaría a cualquier vecino. No con ellos queremos decir que hay que evitar a toda costa cualquier distracción fruto del modernismo ni mucho menos, pero si hay que empezar a denunciar que estas distracciones no son otra cosa que una forma de destruir nuestro folclore popular y de ir dejando a la juventud dormida, con tragos largos y en el caso de los más débiles, pendientes de una jeringuilla.
Por todo ello, es nuestro deber y espero que esto sea compartido por las Joventuts Identitàries per Catalunya (juventudes de PxC) sacar a los jóvenes de las distracciones modernas, sacar a los jóvenes de esa izquierda progresista que para nada respeta a la juventud y dejar atrás a los niños aburguesados del PP, los cuales se reúnen en pubs de carácter ‘pijo’, mientras venden una fachada que hasta ellos saben que no es verdad.
Es hora de que nos movilicemos, de que la juventud se movilice defendiendo sus barrios como muestra de proximidad, defendiendo las ciudades, como muestra de tradiciones y apego por el localismo, defendiendo la nación como ente cultural común de todos y cada unos de los integrantes de todas las ciudades, pueblos y barrios que esta alberga. Hay que dejar de ir lentos, esperando que los mayores lleven toda la carga, es momento de trabajar, de salir puerta a puerta, barrio a barrio, dejar atrás las pegatinas, y salir con nuestras banderas a ganarnos a la juventud y por encima de todo, marcar una estrategia social que no albergue ambigüedad alguna, que deje claro que el pueblo está íntimamente atado a la condición social de la justicia.
Para terminar, y en forma de conclusión, no triunfaremos si no conseguimos los corazones jóvenes de nuestra tierra, no conseguiremos eso sin dotarnos de un discurso social nuevo y no conseguiremos atraerles si seguimos ajenos a las movilizaciones de carácter popular. Negar la rebeldía y pretender que la juventud haga lo mismo que los que ya hace tiempo dejaron de ser jóvenes, será nuestro peor error, y quien no crea eso, que vea la capacidad de los jóvenes adheridos a la izquierda sociológica a la hora de movilizarse en conjunto.
*Militante de Plataforma per Catalunya (PxC) en Arbeca (Lleida).
Fuente del artículo: 
http://www.alertadigital.com/2012/11/06/la-juventud-y-con-ella-el-porvenir-de-europa/