4 de maig 2012

"Los católicos ñoños, parte del problema y no de la solución."

Javier Martínez Moyà.- Cuando oímos que por encima de cualquier otra razón, que nuestra sociedad padece una crisis de valores, no podemos más que aceptar con cierta tristeza que estos hechos son así. La realidad nos muestra que la dejadez moral de alguna de “nuestra” gente termina por derribar cualquier idea sólida que se postule en favor de una ética adecuada. Por otro lado, tenemos a los que estando dentro de nuestro marco -estratégico e ideológico- se enamoran del humanismo cristiano, hasta tal punto que lo llevan a un extremismo dogmático sin ton ni son que les descalifica como defensores de cualquier idea nacional.


Por ellos va esta pequeña reflexión, para mostrar una realidad que debería ser patente en nuestra conciencia ética, moral y cívica, pues la nacionalidad adoptó a la religión como primer organismo estatal, pero por esta misma razón, la supervivencia de la nacionalidad étnica está cuanto menos a la misma altura que la que representa la vida espiritual del pueblo. No queremos un pueblo sin alma, pero mucho menos una alma que no represente a ningún pueblo.
El Cristianismo representa la faceta viva de nuestra civilización, por ello somos occidentales y tenemos una identidad espiritual común que ha unido a muchos pueblos a lo largo de guerras y magníficas epopeyas. De seguro que sin esta religión, Europa no tendría la cohesión social de la que gozan la mayoría de los países europeos. El Cristianismo nos ha dejado una realidad arquitectónica y en tantos otros ámbitos artísticos. Desde pinturas a fachadas de catedrales que hacen sentirse pequeño cuando uno se postra ante ellas. Es parte de nuestra historia, de nuestra vida corriente, de nuestras facetas culturales y en general de nuestra identidad europea.
Hasta aquí estaremos de acuerdo en que defender la identidad cristiana es defender la identidad española y europea y que por tanto, los identitarios europeos tenemos la obligación de defender cuanto menos de una forma histórica, cultural y espiritual esta religión. No obstante, algunos caen en el error de seguir el cristianismo como una religión que sustituye todos sus valores por los valores del catolicismo políticamente correcto, y allí caen en el error. El catolicismo no es correcto o incorrecto, el catolicismo es una corriente filosófica y espiritual que plasma unos valores claros. Hoy nos sorprendemos cuando la Iglesia condena el orgullo homosexual, el aborto… y no debería escandalizar a nadie, pues el día que la Iglesia ceda, (que gracias a estos cristianos políticamente correctos lo está haciendo), desaparecerá.
Dejando atrás estas breves explicaciones sobre el funcionamiento moral de la Iglesia, iré al principio del artículo. Igual que la Iglesia fue un pilar base para la construcción de nuestra identidad española y europea, igual que frente al invasor supo responder con héroes que portaban la bandera de la cristiandad e igual que donde se conquistaba se levantaba una bonita catedral, es el deber de toda aquella persona que se sienta cristiana, peregrinar en base a esa vieja Iglesia que era ante todos la base la cohesión social popular. No pueden los cristianos, por muy patriotas que digan ser, no abordar temas que atentan contra los propios valores de nuestra sociedad. De forma artística una mezquita atenta contra la nacionalidad española-católica, el Islam de forma cultural atenta contra la nacionalidad española-católica, sus valores atentan contra los principios que nos legaron y que nosotros debemos dejar como legado a nuestra juventud.
Señores nacional-católicos: el nacionalismo puede conllevar una corriente dogmática y ustedes más que nadie saben que esto es así, por eso mismo deberían poner el nacionalismo y sus nacionales cuanto menos al mismo nivel que el de la religión, pues si en esta batalla ustedes deciden continuar callados, ni existirá pueblo ni existirá religión.

*Militante de Plataforma per Catalunya (PxC) en Arbeca (Lleida). 
Fuente del artículo: http://www.alertadigital.com/2012/05/02/los-catolicos-meapilista%E2%80%8Bs-parte-del-problema-y-no-de-la-solucion/